En 1933 el inventor Edwin Armstrong recibió la concesión por su invención más famosa, la cual revolucionaría la radio como se conociera hasta ese momento, pero no gozaría los beneficios de su gran invento.
Si bien la radio comercial ya existia, y en ese entonces ya se venia usando la amplitud modulada (AM), lo que se revolucionó fue la frecuencia de la onda portadora para crear lo que conocemos actualmente como Frecuencia Modulada (FM).
FM fue la primera radio de ancha banda, la cual llegó a superar en calidad y sonido a su antecesora AM, aumentando el número de frecuencias.
Este gran invento no pudo ser capitalizado por Edwin Armstrong, debido a que la Corporación de la Radio en Estados Unidos (RCA) se opuso a que se le diera un trato justo a la nueva banda (FM) por parte de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su siglas en ingles).
Posteriormente, la RCA patentó dicho invento sin darle crédito alguno a su inventor, negándose a pagarle cualquier tipo de beneficio obtenido por esta patente, lo que llevó al famoso inventor al suicidio en 1954.
A la muerte del Edwin Armstrong, su esposa demandó a la RCA y le ganó en 1967, arrojándole enormes ganancias a la viuda.
F.A7
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