domingo, 16 de agosto de 2015

Ondas que provocan. Radio Illimani, los Estados y el nacionalismo

Ondas que provocan. Radio Illimani, los Estados y el nacionalismo es un libro de Cristóbal Simón Coronel Quisbert. Se constituye ahora en referencia obligatoria para quienes deseen conocer el surgimiento de las tecnologías mediáticas y los entornos que se modificaron con su incorporación, específicamente en el contexto boliviano. La Fundación Friedrich Ebert y el diario Los Tiempos efectuarán una presentación - debate del trabajo, el martes 18 de agosto, a las 19.00 horas, en la segunda entidad (Plaza Quintanilla). Además de por el autor, el libro será comentado por Gustavo Soto Santiesteban, doctor en Comunicación Social; Dolores Arce, directora ejecutiva del Centro de Producción Radiofónica (CEPRA) y Fernando Andrade, director de la Radio Kancha Parlaspa. Publicamos el texto de presentación inserto en el libro.

Las primeras ondas de la radio en Bolivia y particularmente en la ciudad de La Paz surgieron en la década de los años veinte del siglo pasado, entre otros esparcimientos algo aristocráticos como las retretas, los dancings (fiestas bailables), los paseos a caballo, los días de campo, las corridas de toros, las funciones de teatro y el biógrafo (el cine).

Eran tiempos en los que quienes poseían un receptor escuchaban la radio en animadas tertulias nocturnas acompañadas de té, galletas y nata. Para quienes no lo tenían, se abrieron unas muy particulares “oficinas de audición”, en algún centro comercial de la ciudad.

Las sesiones de radio se reducían a un par de horas, generalmente por la noche, entre las ocho y las diez. El charlestón, el foxtrot, el paso doble y, por supuesto, el tango, eran el condimento musical de esas seguramente muy románticas audiciones.

Eran retransmisiones de emisoras argentinas y peruanas, e incluso estadounidenses. Hasta que un sábado en la tarde, el 2 de marzo de 1929, Radio Nacional de Bolivia, la emblemática emisora de los hermanos Rodolfo y Enrique Costas Escóbar, inició oficialmente sus emisiones bajo el código CPX, onda corta.

La planta de transmisión de Radio Nacional de Bolivia estaba en la Ceja de El Alto, para su escucha se instalaron ocho poderosos parlantes en esquinas estratégicas de la ciudad. En la plaza San Francisco y en la actual plaza Venezuela, por ejemplo. Y los “noticiosos” no eran otra cosa que la solemne lectura de las noticias que traían los diarios de la época.

Llegó la guerra y con ella un no poco curioso pero ilustrativo comunicado del “Centro de Propaganda y Defensa Nacional”, que en fecha 29 de junio de 1932 definía así el papel de la radiodifusión: “[... debe] conectarse con la raza indígena, ya sea en aymara o quechua, organizando conferencias y enseñanzas apropiadas que serán amenizadas con variados programas musicales”.

En 1951, la radio en Bolivia tenía ya los pantalones largos. Y radio Illimani estaba en el aire. Tanto así que fue capaz de transmitir, desde Copacabana, la ceremonia de entrega de un obsequio a la Virgen, un manto y un misal. Ha tenido que ser esa, la primera transmisión “en vivo y en directo” de la radiodifusión boliviana.

Pero no se crea que solo de lo local se ocupaba la emisora pública, también en ese 1951 se difundió la radioteatralización de “Don Quijote de la Mancha”, una producción de la BBC de Londres, producida en 1948.

Como no podía ser de otra manera, Radio Illimani fue para la Revolución Nacional, la de 1952, una pieza clave para la emisión de sus postulados. Don Juan Lechín Oquendo, por ejemplo, ocupaba los micrófonos de la emisora prácticamente todos los días, a las nueve en punto de la mañana.

Nos detenemos aquí, estimado lector, para que sea usted quien recorra esta extraordinaria, fascinante, rigurosa y detallada historia de la radiodifusión paceña que, bajo el título Ondas que provocan. Radio Illimani, los Estados y el nacionalismo, nos trae Cristóbal Simón Coronel Quisbert, comunicador, periodista e investigador.

La historia que las páginas de este libro cuentan -destacando el significado de la radio en la vida cotidiana de la gente y deteniéndose en acontecimientos políticos, sociales y culturales de gran trascendencia para el país-, llega hasta nuestros días, cuando Radio Illimani se convierte en Radio Patria Nueva.

En estas páginas hay, además, y quizá como su más significativa sustancia, un alegato por una de las más sentidas necesidades de la comunicación en democracia: la construcción de una verdadera radio pública en el país.

F.OCombom

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