Recuerdo que la primera vez que viajé al extranjero lo hice a
Luxemburgo. Fui de enviada especial de RNE para presentar un Festival de
la Emigración y para hacer una serie de reportajes sobre los centros de
emigrantes españoles que poblaban Centro Europa: diariamente realizaba
un programa en Radio Exterior dirigido a ellos. Conocí a gentes de
Asturias, de Galicia, de Andalucía, de Murcia, de todos los puntos de
España, que vivían y trabajaban pensando en su país y para los que la
voz de Radio Exterior de España les conectaba con su tierra, con la de
sus padres y abuelos.
Radio Exterior era para ellos mucho más que una simple compañía
radiofónica. Era la voz de su territorio, el cordón umbilical que les
mantenía unidos a sus raíces. Y yo formaba parte de un equipo, con Pablo
García y Olga Calleja, que a través de programas de Radio Exterior les
hacíamos llegar los aires, los aromas, el acento de su tierra. Pero este
Gobierno, tan insensible a tantas cosas, ha decidido cerrar „en nombre
de la austeridad tantas veces pregonada„, dejar sin voz a los hombres y
mujeres de la mar, a los cooperantes y misioneros para los que tanto
significaba ese medio de comunicación de su país, a los miles de
emigrantes, hijos y nietos de emigrantes para los que Radio Exterior, la
Onda Corta, era la ventana por la que les llegaba su mundo.
El Centro Emisor de Noblejas fue puesto en servicio a finales de la
dictadura, en 1971. Y la actividad de Radio Exterior fue apoyada por
todos los Gobiernos, desde que se instauró la democracia en 1978, como
medio de difusión de noticias e información no solo para marinos y para
los emigrantes españoles que viven fuera de su tierra, también como un
vehículo de difusión de nuestra lengua y nuestra cultura. Pero una vez
más, esta Administración sitúa por delante del interés general, el
ahorro económico sin importarle los colectivos afectados, las
consecuencias inmediatas de su decisión y, sobre todo, las culturales a
medio y largo plazo porque mientras que las grandes corporaciones
publicas de radiodifusión europeas cada vez más intentan fortalecer sus
emisiones para hacer llegar a todos los países su lengua y su cultura,
este Gobierno nuestro, haciendo gala de una ceguera digna de estudio,
hace desaparecer un medio importantísimo de comunicación en un gesto
pueblerino de desprecio hacia el servicio público, enmascarándolo con lo
del Internet y la TDT.
(…)
Ay, cuánto Rinconete y Cortadillo tenemos pululando por este país. Fuimos los inventores de la novela picaresca. Por algo será.
F.La Opinion de Murcia
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