El espionaje estadounidense está denostado en toda Europa por los
desmanes de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) revelados por el ex
analista Edward Snowden. Sin embargo, en Berlín, uno puede encontrar un
lugar en el que la actividad de los espías estadounidenses ha tomado
forma de monumento. Se trata de la estación dedicada a las escuchas
al mundo comunista durante la Guerra Fría que la NSA compartía con los
servicios británicos en el Teufelsberg, “el monte del diablo”.
Un total de cinco radomos, esas cúpulas que protegían las antenas
dedicadas a las escuchas, todavía resisten allí mal que bien el paso de
los años. Todos los equipos de espionaje dejaron las instalaciones hace
tiempo. Pero pese al ruinoso estado de los edificios que hay en el
lugar, éste se ha convertido en un curioso atractivo turístico, uno más
en la larga lista de puntos de interés histórico relacionados con la
Guerra Fría que presenta la capital germana.
F.ZNews
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